Camino a la guillotina. Textos políticos, Olympe de Gouges
- Cotraducción con Daniel Esteban Sanzol.
- ContraEscritura
Olympe de Gouges (1748-1793), mujer, dramaturga y ciudadana. Fue casada contra su voluntad a la edad de diecisiete años con un hombre de cuarenta y siete. Sólo un año después, enviudó. Olympe se referirá a ello como un regalo divino. Se trasladó entonces a París con su hijo a la educación del cual dedicaría todos sus esfuerzos al haber carecido ella de una adecuada instrucción. No son extrañas las faltas de ortografía en sus obras.
Aunque su belleza le granjeó varios pretendientes no volvió a casarse. Uno de los motivos probablemente fuera que en la década de 1770 las mujeres casadas aún requerían del permiso del esposo para publicar y si algo tenía claro Olympe es de que en su interior latía una escritora.
La década de los 80 fue la más prolífica en su trabajo como dramaturga. Su terrible relación con el Comité de lectura de la Comédie Français la llevó a tener su propia compañía de teatro, promover una agrupación de escritores o idear un teatro en que sólo se representaran obras escritas por mujeres. La primera de sus obras representadas, Zamora y Mirza o el náufrago feliz (1784), bosqueja su canon: la mezcolanza de situaciones o personajes de su vida con sus principios. Entre los temas que plantea destacará la defensa de la igualdad y libertad de dos colectivos: los negros y las mujeres. Esta primera incursión le valió la fama, sus primeras amenazas de muerte y su primer encontronazo con la justicia.
Pese a las dificultades, la escritora persiste. De sus desavenencias con la cultura oficial germinará la Olympe de Gouges más política. Sus primeras cartas abiertas en la prensa tendrán como objetivo el establishment cultural. Le quedaba su lenguaje siempre directo e incisivo y su experiencia para hacer uso de un ramillete de recursos narrativos y retóricos que van desde la alegoría a la captatio benevolentiae.
Se la ha encasillado en el espectro conservador de la carrera revolucionaria. La lectura de sus alegatos, en cambio, nos hablan de un pensamiento más complejo y, sobre todo, ligado a los acontecimientos. Mediante carteles, panfletos, misivas enviadas a la prensa o directamente a miembros de la Asamblea y proyectos de ley, abogó por la protección de los más desfavorecidos y la contribución igual y progresiva a las arcas del estado. Planteó la creación de centros sanitarios que protegieran a las mujeres y se procurara el parto sin dolor, la fundación de casas de acogida para huérfanos, viudas con hijos y ancianos sin recursos, la implementación de talleres estatales para obreros sin trabajo, la reforma agraria o el gravamen de artículos de lujo y casas de juego.
Aunque en su época los textos que más revuelo levantaron fueron los dedicados al fin de la esclavitud y sus proyectos de ley, el texto que la ha hecho pasar a la historia es Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791). En ella, hace algo tan revolucionario como cambiar los masculinos por femeninos. ¿Podía un texto aceptado e interiorizado por todos perder su sentido cambiando solamente ‘hombre’ por ‘mujer’?
Camino a la guillotina. Textos políticos une a este una serie de artículos que nos permiten acompañar a De Gouges durante los primeros cuatro años de la revolución francesa. Su Carta al pueblo, A modo de testamento o su alegato ante el Tribunal revolucionario nos hará testigos de su firmeza contra los grandes señores de la revolución, la necesidad de la educación de las mujeres o su intransigencia a la vida cortesana.
Bajo la acusación de alentar a la contrarrevolución y poner en peligro la unidad de la República revolucionaria, es detenida, juzgada y guillotinada en el año 1793. Fue la segunda mujer en sufrir este ajusticiamiento, sólo precedida de la reina María Antonieta, y la única en ser oficialmente ejecutada por publicar sus ideas.