Su Friedrich. Conversaciones con Scott McDonald

Texto de la editorial:

El cine documental de Su Friedrich se ha desarrollado en paralelo a su biografía. Ha abordado su sexualidad, los desafíos de navegar por la edad adulta, la salud física y mental; cómo se comparte la vida con alguien a largo plazo; cómo afrontar el impacto de la gentrificación de un barrio al que se considera hogar, o la lucha para aceptar el envejecimiento (de los demás y el propio). En los últimos años ha compatibilizado sus películas con la creación y diseño de otras plataformas: la web Edited By, dedicada a las montadoras de cine, o la del cineasta William Greaves.

Contra lo que pueda dictar el sentido común, las palabras de los cineastas no siempre son la mejor guía de sus propias películas. Este libro no cae en esa trampa. Su Friedrich se explica con lucidez y desenvoltura. Al igual que ocurre en su cine, su conversación revela una extraordinaria voluntad de vincular con precisión imágenes y palabras.

Scott MacDonald lleva más de cuatro décadas escribiendo sobre Su Friedrich, admirando y aprendiendo de sus películas. Quedó prendado —confiesa— de sus obras tempranas, en 16 mm y un sublime blanco y negro, en las que la cineasta abordaba batallas de género (personales y sociales) o las relaciones con sus padres. Friedrich y MacDonald comenzaron a charlar sobre cine en 1986. Décadas más tarde retomaron su conversación para centrarse en la segunda parte de la filmografía de Friedrich —ya en vídeo y color—, produciendo un documento inédito hasta esta publicación.

«Su talento particular ha consistido en combinar unos medios cinematográficos experimentales con su firme compromiso feminista en películas accesibles para un amplio abanico de espectadores. Que haya conseguido llegar al público supone un órdago a la idea de que los espectadores solo responden ante una retórica fílmica tradicional».

Scott MacDonald

«Hace unos años leí una cita de alguien que decía que la señal de que un artista ha trabajado duro es que el artificio de su obra cada vez se vuelve menos obvio, que su aparente simplicidad es señal de hasta qué punto ha aprendido su oficio y ya no tiene que fardar de sus destrezas, que puede dejar que su obra parezca simple, aunque, en realidad, sea bastante compleja. Si me he acercado a esa idea, me doy por satisfecha».

Su Friedrich